Mi más vivos recuerdos de Alvaro, no los más viejos, sino esos que aún puedo reconstruir con detalles, son la sesiones de trabajo en las diferentes oficinas de Surfos. Recuerdo una foto que tenía con Saúl Hernández, el cantante de Caifanes, cuando Alvaro aún andaba el pelo largo. Recuerdo su estuche de cuero negro para la cajetilla de Derbys, con su correspondiente Zippo. Lo recuerdo manipular la computadora con una facilidad natural (elegancia lo llaman algunos; yo concuerdo). Su trabajo sabia combinar el arte con la técnica, era efectivo y creativo al mismo tiempo. Y recuerdo también, sentirme impresionado ante su ética laboral, su dedicación. Y siempre tuve presente que el gran impulso para tal motivación era el amor a su familia. La calidad de su trabajo fue lo que hizo a Grafika crecer como lo ha hecho. Nos vimos por última vez en la boda de Rolo, llevábamos varios meses sin vernos, aunque chateábamos, porque Alvarito siempre estaba en el messenger. Compartimos mesa, brindamos a los novios y bailamos un carnaval improvisado. En nuestra conversación lo sentí un hombre contento de estar donde estaba: en paz. No se que más se le puede pedir a la vida. Todos los amigos de la Familia Chepesent (Clarence, Randall, Zack, Rolinz, Nachito, Andres) nos unimos al sentimiento de tristeza por tu partida inesperada, y al mismo tiempo al sentimiento de calma que inspira saber que has hecho una vida noble.
- Simón