5.7.10

Uruguay y Holanda, dos reinventores
por Alfredo Relaño | 06/07/2010

Uruguay, La Celeste, contra Holanda, La Naranja Mecánica. Dos equipos con leyenda. Está casi olvidado, pero la primera campanada del fútbol, mucho antes del Maracanazo, la dio Uruguay al ganar en Colombes los JJOO de 1924. Aquello equivalía en la época a lo que hoy es el Mundial. Lo ganaron con un fútbol nuevo, mucho más pausado y técnico del que se jugaba por aquí. Y repitieron en Amsterdam en 1928. Por eso Rimet les otorgó la organización del primer Mundial, el de 1930, que también ganaron. Y ganaron el siguiente, el primero jugado tras la II Guerra Mundial, el del Maracanazo. En puridad, tienen cuatro títulos.

Eso creó una conciencia de invencibilidad que sólo acabó en 1954, ante la gran Hungría, y tras prórroga apurada. Pero la leyenda renació de pronto con su milagrosa clasificación ante Ghana, con aquella mano de Luis Suárez, el goleador- arquero, el fallo de Gyan, la prórroga, los penaltis... Un equipo que pasa eso, un equipo que defiende un pasado tan glorioso, un equipo en cuyo interior bulle ese Forlán que corre, quita, arma, llega, centra, remata, saca corners y agita los brazos, es algo muy serio. Uruguay sólo tiene tres millones y medio de habitantes, pero no hay rincón de la tierra con tanta densidad de devoción futbolística.

Si Uruguay tiene dos más dos mundiales, a Holanda el fútbol le debe dos. Alcanzó las finales de 1974 y 78, ambas ante el equipo local (la RFA y Argentina, respectivamente) y ambas las perdió por poco. Aquel era un equipo deslumbrante, de ataque, movilidad, técnica, vértigo. El fútbol total, se llamó, y también fue una reinvención del fútbol. En medio de todo aquello estaba Cruyff, que luego predicó ese fútbol desde el Barça. Mucho de aquello lo aprovechamos nosotros ahora. Y otro tanto está presente en esta nueva Holanda de Sneijder y Robben, que ponen las gotas de morbo. Gran semifinal, en fin.

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