
Se va. Abandona el fútbol. Zinedine Zidane se retira. Cuelga las botas. Fue a las siete en punto de la tarde. Vestido con una camiseta blanca y con micrófono en mano, lo dijo mirando a la cámara, casi sin pestañear y con mucha seguridad aunque había mucha emoción en sus ojos. No podía disimular su pena. "Me voy. Lo dejo todo, selección y club. Se acaba mi carrera profesional al más alto nivel. Mi decisión ha sido reflexionada con madurez. Es definitiva y absoluta. Lo dejo tras el Mundial aunque resulte extraño decirlo dos semanas antes de que acabe la Liga y 53 días antes de que comience el Mundial".
Era algo que ya le había comunicado a sus compañeros de equipo y a su entrenador. También lo sabían sus amigos más cercanos. Era un secreto a voces, que ayer tuvo la confirmación con sus palabras. "Es una decisión que tengo pensada desde hace algún tiempo. Tengo la impresión de que haberlo dicho me alivia. Me quito un peso de encima", dijo. Pero aún le queda un último reto: el Mundial. "Quería anunciar mi decisión antes del Mundial para concentrarme en esa competición. Es mi último reto. Sólo quiero pensar en este objetivo. Y durante el campeonato del Mundo no me harán mil preguntas sobre este tema. Hablaremos del Mundial, de Francia, de los partidos y no de mi futuro".
Zidane tenía muy meditada esta decisión. Zizou se quiso marchar el verano pasado, pero Florentino le convenció para que continuara un año más. Renuncia a un año de contrato, a seis millones de euros netos, a la Liga, a la Champions, a los aplausos... Nunca tendrá el anonimato que a él le gustaría, pero su vida, a partir de ahora, se la dedicará a sus cuatro hijos, a su mujer y a sus actos solidarios. "Es mi cuerpo el que ha motivado mi decisión. No puedo arrancar un año más. No quiero empezar otra temporada para jugar como en ésta o como en la pasada. Llevamos dos años sin títulos y es decepcionante. Y sabemos que en un club como el Real Madrid son los resultados los que mandan. No hemos cumplido los objetivos que nos marcamos al principio de la temporada".
Zizou es quien mejor conoce su cuerpo. Si no estaba bien físicamente, lo reconocía sin ningún pudor. Un señor dentro y fuera de su profesión. Una persona humilde que ayer también dejó claro que su cuerpo ya no daba más de sí y que era el momento de parar: "No tenía ganas de seguir así. No quiero vivir otro año como los dos últimos. No podía hacerlo mejor que lo que hice tiempo atrás. Y con mi edad es cada vez más difícil".
Zidane cumplirá 34 años el próximo mes de junio. Han sido cinco años jugando con la camiseta del Real Madrid. Aquí cumplió su sueño de ganar la Copa de Europa, el único título que le faltaba en su grandioso palmarés. Lo consiguió con un gol que está entre los mejores de su carrera. "Hace dos años decidí dejar la selección, pero seguía en el Real Madrid. Aún jugaba. Era posible volver. Pero esta vez será imposible, porque dejo de jugar completamente".
Últimamente hablaba menos, se enfadaba un poco más y se le veía más distante, pero a Zidane se le perdona todo. Fue honesto desde el principio al final: "Es importante que el Real Madrid lo sepa. No podía jugar el Mundial y volver tras tres semanas de vacaciones y decir que lo dejaba. El club tiene tiempo y posibilidades si quiere fichar a otro jugador". El Real Madrid podrá fichar al nombre que quiera en su puesto, pero el madridismo tiene claro que nadie será como él. Merci, monsieur Zidane.